El Movimiento Consolación para el Mundo es una  Asociación de files Laicos, que agrupa a niños, jóvenes y laicos de diferentes edades, unidos en el Carisma de Consolar.

El MCM se concibe a sí mismo como parte de la Familia Consolación y formando parte de ella de la gran Comunidad eclesial.

 

Los miembros del Movimiento se reúnen en grupos, en los que reciben formación que permite identificarse con el Carisma y hacer experiencia de vida: de oración, de fe y de compromiso Cristiano. Estos grupos se desarrollan progresivamente en las distintas Comunidades, repartidas a lo largo de España,  y de a cuerdo a su edad y necesidad espiritual.

 

Los grupos están divididos en distintas etapas que atienden a la edad y al grado de compromiso de sus miembros: Etapa Infantil (MIC), Etapa Juvenil (COM) y Etapa Adulta (Laicos Consolación). Estos grupos se reúnen en las distintas localidades donde se encuentra el MCM, donde realizan reuniones semanales, quincenales o mensuales, según las necesidades del propio grupo. Así mismo también se realizan encuentros a nivel local, zonal o nacional; como son las Convivencias del MIC y COM, Encuentros formativos de Laicos, Encuentros de Familias Consolación, Ejercicios Espirituales, la Escuela María Rosa Molas, Congresos, etc.

 

Los Miembros del MCM pueden formar parte del movimiento aumentando el nivel de compromiso y colaborando con él. Para ello los laicos mayores de edad que acepten los Estatutos, lo soliciten por escrito y sean admitidos por el Equipo Coordinador local; formarán parte del Movimiento como Laicos Incorporados.

La pertenencia al Movimiento se expresa públicamente mediante una fórmula que declara explícitamente el deseo de vivir el espíritu de Consolación en la propia realidad personal, formar parte de un grupo del Movimiento y llevar a cabo el servicio de Consolación que corresponda.

 

Cada miembro sigue un itinerario formativo indicado en el Manual de cada una de las etapas del Movimiento, acorde a las necesidades personales.

 

Los pasos de nivel y de etapa van precedidos de una actividad de formación específica, adecuada para conocer y asumir libremente los compromisos que comporta la nueva situación en el Movimiento.

 

Aquellos que se sienten unidos al Carisma de la Consolación y forman parte del movimiento, son personas que adquieren actitudes de vida característicos: Fe práctica expresada en el reconocimiento de Dios, sencillez y humildad, gratitud, bondad, ternura, valoración de lo positivo, defensa de la vida… y otros muchos, siguiendo el ejemplo de Santa María Rosa Molas.